domingo, 28 de marzo de 2010

Plantas


Ya no puedo ensayar razones para el mundo. Saber más es saber cada vez menos; las certezas, ilusiones desleídas por el tiempo. Miro de nuevo la filigrana de las jacarandas contra el sol de primavera, otra vez nuevas e inexplicables. Las plantas no tienen memoria de lo que han sido, constantemente florecen, dejan sus alfombras de color alucinante, regalan sus semillas y duermen el frío latiendo bajo la corteza endurecida.

Impresas en mis ramas -que son brazos- están las historias que me cambiaron los colores, que bloquearon el paso de la luz. Soy de esta tierra pero recuerdo bien los mundos desaparecidos. Ando, sí, pero tengo raíces que alcanzan el pasado remoto, lloran aún en las esquinas las muertes absurdas, se azoran en los encuentros sin designio, se consuelan en los besos sin promesa que ayudan a vivir.

Tan sólo por un rato, quisiera ser savia sin palabra, organismo que crece con el calor y el agua.

domingo, 21 de marzo de 2010

Tertulia

El objeto allí, la calma toda, el reposo del sabor y del saber al fondo del cristal recién brillado contra la luz de la vela. Reposo pasajero el de los instrumentos que sirven para adornar el momento; este, el siguiente, escurridizas unidades, desparpajadas medidas sin otro propósito que representar lo que transcurre. Ambiente difuso que creamos en horas de habla, de risa, miradas que se pierden en el camino de tus ojos a los míos por la debilidad de la llama, sólo quedan nuestras voces, los cuerpos se diluyen a medias en los sillones, se acoplan a la textura de los muros, juegan a ser hoja verde que se despliega muda.

Ahí están las cosas. De pronto, también estamos nosotros. Y transcurrimos siendo y somos felices, por un rato, en el que no hay más obligación que compartirnos.

sábado, 13 de marzo de 2010

Manos


Hombres que ordenan el mundo en parcelas, con la magia de la línea uniendo puntos en una red que pesa sobre el mundo. Seres, hermosos seres, que apacientan las ideas y las realidades en tranquilos corrales conceptuales.

Hombres de brazos blancos y morenos, ojos azules o negros, bocas que besan o callan y que forman diagramas de árbol calculando, corrigiendo, coordinando, como si el mar fuera una serie de referencias y variables, como si la textura de las nubes estuviera sólo hecha de moléculas y espacio.

Hombres que crean un universo que se explica poco a poco, que no es sino teoría. Demiurgos, legisladores, terribles jueces, reconstructores de historias y personalidades, parcializadores profesionales, tan lejanos del abandono a la totalidad que en verdad es la vida.

Pero cuando suman a la idea sus manos, todo cobra sentido. La red se desploma, el mundo vuelve a ser un milagro. Obras sobre palabras. Amores antes que ideas.

domingo, 7 de marzo de 2010

Primavera


Allí, donde enterramos a los perros y celebramos tantas veces el sol y la música. El mismo lugar en el que alguna vez fuimos una familia que se creía conocer, y como equipo recibíamos a los de nuestro apellido, a los extraños. En ese mismo mundo que regía nuestra madre y al que acudíamos con el hambre que sólo sacia cierto sazón.

Donde dejamos de decir que nos queríamos y pusimos una reja negra que marcara los territorios. Ese lugar que luego abandonamos, como nos abandonamos unos a otros, y por el que comenzamos a transitar por turnos, rumiando la tristeza de no haber sido nunca lo que creímos que pudimos llegar a ser.

Fuimos inocentes y la realidad nos atrapó en un silencio que no va a terminar. Pero en la primavera, el durazno sigue floreciendo.