El objeto allí, la calma toda, el reposo del sabor y del saber al fondo del cristal recién brillado contra la luz de la vela. Reposo pasajero el de los instrumentos que sirven para adornar el momento; este, el siguiente, escurridizas unidades, desparpajadas medidas sin otro propósito que representar lo que transcurre. Ambiente difuso que creamos en horas de habla, de risa, miradas que se pierden en el camino de tus ojos a los míos por la debilidad de la llama, sólo quedan nuestras voces, los cuerpos se diluyen a medias en los sillones, se acoplan a la textura de los muros, juegan a ser hoja verde que se despliega muda.
Ahí están las cosas. De pronto, también estamos nosotros. Y transcurrimos siendo y somos felices, por un rato, en el que no hay más obligación que compartirnos.
Ahí están las cosas. De pronto, también estamos nosotros. Y transcurrimos siendo y somos felices, por un rato, en el que no hay más obligación que compartirnos.
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