domingo, 31 de enero de 2010

Ñoquis


Salsa blanca, salsa roja, tenedores para darle forma a la pasta. Un padre autoritario y amoroso, una pequeña que quiere a todos, sin discriminar. Músicos como niños, como hombres, como filósofos improvisados. Mujeres sin destino, sin noche posible, sin finales a la vista, como debe ser.

La luz amarillenta y el queso derretido en minutos que se vuelven horas que se tornan en relato. Los recuerdos, querida, y las posibilidades nos aguardan mientras sirves generosa, sacamos los billetes, las monedas, los ponemos debajo del plato y reímos.

Los sin compromiso, sin responsabilidades que no sean propias, los que existen, esos somos. Felices de cocinar, de enseñar y aprender, de lavar charolas y escuchar música, mirar a los chicos marcharse a perseguir la noche y quedarse en la silla, dejando que el sopor invada el cuerpo, traiga el sueño y el futuro.

Tan fácil es a veces estar vivo.

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